El segundo juego de la Serie Divisional de la Liga Nacional (NLDS) entre los San Diego Padres y los Los Angeles Dodgers traspasó el límite del deporte, mostrando una faceta más cercana a un espectáculo de lucha libre que a un partido de béisbol.
Los Padres, buscando romper la hegemonía de los Dodgers, lograron una victoria por 10-2, pero también protagonizaron incidentes que desataron una ola de reacciones dentro y fuera del terreno.
Provocaciones y reacciones de los expertos
El encuentro en el Dodger Stadium se interrumpió durante 12 minutos cuando los aficionados locales comenzaron a arrojar objetos al campo.
La causa fue la celebración desafiante del jardinero de los Padres, Jurickson Profar, quien robó un jonrón a Mookie Betts y provocó a la grada con gestos. Este incidente generó un ambiente de tensión que rápidamente se viralizó.
El episodio captó la atención de figuras del béisbol como Alex Rodríguez, David Ortiz y Derek Jeter, quienes lo discutieron en la antesala de FS1. Rodríguez comparó lo sucedido con la WWE, comentando que «esto no es béisbol«.
Para él, los Padres han adoptado una estrategia que combina la agresividad con la provocación para desestabilizar mentalmente a sus rivales.
Por otro lado, Ortiz sugirió que esto podría ser parte de un plan para inclinar la balanza a su favor, mientras que Jeter hizo un llamado a la calma, aunque reconoció que el componente de show es parte del atractivo del juego actual.
Un juego 3 de alta tensión en San Diego
Con la serie ahora empatada 1-1, la acción se traslada al Petco Park de San Diego, donde se espera un ambiente cargado de emociones. El presidente de los Padres, Erik Greupner, envió un mensaje a la afición local, pidiendo que se mantenga el respeto y la deportividad durante los próximos juegos.
“Queremos que nuestros seguidores disfruten del juego de manera apasionada, pero respetuosa”
afirmó en un comunicado.
Los Padres intentarán aprovechar su condición de local para tomar la delantera en la serie y seguir demostrando que no solo son competitivos en el campo, sino que también dominan el juego psicológico.
La expectación es alta, y con ambos equipos al borde, lo que debería ser un duelo de béisbol ha evolucionado en una contienda donde el espectáculo y las emociones intensas también juegan un papel crucial.