El tercera base de los Bravos de Atlanta, Austin Riley, demostró su poderoso swing al conectar una bola a una velocidad impresionante de 105 millas por hora, la cual impactó en la parte derecha de la columna del lanzador Jeff Brigham de los New York Mets, causando un breve momento de suspensión en el partido.
Riley, un peligro frente al home plate
Austin Riley es conocido por su sólido swing y su habilidad para batear de frente al home plate, lo que representa una amenaza para los lanzadores contrarios. En esta ocasión, el lanzador derecho Brigham fue víctima de las habilidades ofensivas del destacado tercer base de los Bravos.
El lanzamiento de Brigham alcanzó una velocidad de 95.2 millas por hora, y Riley respondió con un contundente batazo que regresó a una velocidad de 105 millas por hora directo hacia su espalda.
Una pausa para verificar el estado del lanzador
El juego se detuvo momentáneamente mientras los médicos del equipo de los New York Mets saltaron al terreno para asegurarse de que Brigham estuviera bien.
Afortunadamente, el lanzador derecho pudo mantenerse en el partido y logró dominar a los bateadores Travis d’Arnaud, Ozzie Albies y Marcell Ozuna, finalizando su labor en una entrada y un tercio sin permitir carreras.
Brigham, un jugador regular con potencial
Jeff Brigham, de 31 años de edad, mide 6 pies de estatura y pesa 195 libras. Durante esta temporada, ha mostrado un rendimiento constante, registrando 27 ponches en 22 entradas con una efectividad de 3.63 y un récord de 0-1.
Cabe destacar que esta es su primera campaña con el equipo de Nueva York, luego de haber lanzado para los Miami Marlins en las Grandes Ligas desde 2019 hasta 2022.
Brigham busca establecerse de manera definitiva en el equipo de los Mets y consolidarse como parte fundamental de su rotación de lanzadores.
Con este impactante incidente, Austin Riley demuestra una vez más su poder en el bateo, manteniendo a los lanzadores contrarios en constante alerta. Por su parte, Jeff Brigham superó el incidente y demostró su capacidad para mantenerse en el partido y dominar a los bateadores rivales.
Este enfrentamiento entre el poder ofensivo y la destreza del lanzador crea una tensión adicional en los emocionantes encuentros entre los Bravos de Atlanta y los Mets de Nueva York.