Con una plantilla repleta de estrellas como Marcell Ozuna, Matt Olson y Austin Riley, los Atlanta Braves eran vistos como contendientes naturales para la postemporada 2024. Sin embargo, la realidad ha sido distinta: un récord de 19-21 hasta mayo los mantiene en tercer lugar de la división Este de la Liga Nacional, lejos de los Philadelphia Phillies y New York Mets.
Este escenario ha puesto bajo los reflectores al mánager Brian Snitker, cuyo futuro en el equipo se debate entre la lealtad y la urgencia por resultados.
Un equipo estelar que no despega
El bajo rendimiento de los Braves contrasta con su talento. Ozzie Albies y Michael Harris II, pilares clave, no han alcanzado su nivel habitual. En ofensiva, el equipo ocupa el puesto 15 en OPS (.690), mientras que el cuerpo de lanzadores, aunque sólido (1.25 WHIP), no logra consolidar rachas ganadoras.
Un error crítico por violación del reloj de lanzamientos en un partido reciente contra los Pittsburgh Pirates exacerbó las críticas hacia las decisiones tácticas de Snitker.
Tensiones internas y gestión de adversidad
Más allá de las estadísticas, episodios como el conflicto entre Jarred Kelenic y Ronald Acuña Jr. —que terminó con el primero enviado a Triple-A— han cuestionado la capacidad de Snitker para manejar el vestuario. A esto se suma su interacción pública con Acuña, quien se recupera de una lesión, alimentando especulaciones sobre posibles roces internos.
Legado vs. realidad actual
Snitker, con casi 50 años vinculado a la organización, ha dirigido a los Braves desde 2016, logrando siete apariciones en postemporada y un título de Serie Mundial en 2021. Su récord histórico (753-602) es envidiable, pero en 2024, la falta de cohesión del equipo ha opacado su trayectoria.
Bleacher Report lo ubicó recientemente como el segundo mánager con mayor riesgo de despido, señalando que su salida sería «injusta, pero plausible».
El reloj no se detiene
El contrato de Snitker vence al final de esta temporada. Aunque el retorno de Spencer Strider y Acuña podría impulsar al equipo, la directiva de los Braves enfrenta una disyuntiva: esperar una remontada o buscar un nuevo liderazgo. La reciente serie contra los Pirates, donde perdieron dos de tres juegos, evidenció errores estratégicos que aumentan la presión.
En un entorno donde equipos como los Colorado Rockies y Pittsburgh Pirates ya han actuado despidiendo a Bud Black y Derek Shelton, respectivamente, Atlanta sabe que el tiempo es un lujo que quizá no tenga.