El debate sobre el compromiso de Rafael Devers con los Boston Red Sox ha escalado tras sus declaraciones de no querer jugar en primera base, pese a la lesión de Triston Casas.
Mark DeRosa, manager de Team USA y analista de MLB Network, cuestionó públicamente su actitud: «No se trata de jugar todas las posiciones, sino de ser un buen compañero. El equipo mejora con él en primera base».
El peso de las críticas: liderazgo bajo la lupa
DeRosa no dudó en señalar que, como figura franquicia, Devers debería priorizar las necesidades colectivas. «Si cometes errores, se entiende, pero negarse refleja falta de adaptación», afirmó.
El jugador había argumentado su molestia por los constantes cambios de posición, especialmente tras la llegada de Alex Bregman, que lo desplazó de tercera base a bateador designado.
Reunión urgente: la gerencia entra en acción
La tensión llegó a tal punto que John Henry (propietario del equipo), Craig Breslow y Sam Kennedy viajaron a Kansas City para dialogar con Devers. Según Breslow, el objetivo fue «reafirmar la importancia de la flexibilidad en un deporte de equipo».
Este movimiento subraya la preocupación interna por el impacto de la postura del dominicano en la dinámica del club.
¿Defensa o ego? Los números que respaldan las críticas
DeRosa recordó que Devers ha sido catalogado como uno de los peores defensores en tercera base, con rumores previos sobre posibles reemplazos como Nolan Arenado. «Su negativa confirma que no volverá a esa posición», sentenció.
Los analistas coinciden: su resistencia a moverse a primera base podría afectar no solo su legado, sino también las opciones competitivas del equipo en plena lucha por los playoffs.