El mundo del baloncesto está de luto tras la reciente muerte de Alvin Attles, una figura histórica y emblemática de los Golden State Warriors. Attles, quien dejó una marca indeleble en la franquicia, falleció a los 87 años, según confirmó el equipo.
De jugador a entrenador legendario
La carrera de Alvin Attles es un testimonio de lealtad y excelencia. Se unió a los Warriors en 1960, cuando el equipo aún estaba en Philadelphia, y se despidió del baloncesto profesional en 1971, ya con la franquicia establecida en San Francisco. Attles, que jugaba como base, fue un pilar del equipo durante más de una década.
Su transición del parqué al banquillo fue casi natural. Antes de retirarse como jugador, ya había comenzado su labor como asistente en el cuerpo técnico.
En 1973, se convirtió en el entrenador principal, un rol que desempeñó con éxito inmediato. Su mayor logro como entrenador fue llevar a los Warriors a su primer título de la NBA en 1975, liderados por la estrella Rick Barry.
Hasta la fecha, Attles sigue siendo el entrenador con más victorias en la historia de la franquicia, con 557 triunfos, una cifra que se acerca a ser alcanzada por Steve Kerr.
Un legado que trasciende la cancha
Después de su etapa como entrenador, Alvin Attles continuó su vínculo con los Warriors como gerente general y más tarde como embajador de la franquicia.
Su legado no solo se mide en victorias y campeonatos, sino también en su influencia en la comunidad de la Bahía de San Francisco. Su número 16, retirado por la franquicia, cuelga en lo alto del Chase Center como un recordatorio de su impacto duradero.
El adiós de una leyenda
El comunicado oficial de los Golden State Warriors refleja el respeto y la admiración que Attles se ganó a lo largo de su vida:
«Alvin deja tras de sí un legado profundo en el baloncesto y en la comunidad de la Bahía. Pero especialmente como hombre de familia y por su calidad humana. Sentimos profundamente su pérdida junto a su esposa, Wilhelmina, su hijo Alvin y todos quienes le conocieron y le amaron.»