En cada temporada de Grandes Ligas, los aficionados esperan ver tanto poderosos batazos como impresionantes maniobras defensivas.
El 31 de agosto, durante un enfrentamiento crucial entre los Bravos de Atlanta y los Phillies de Philadelphia, la estrella del jardín central, Michael Harris, dejó una marca imborrable con una de las atrapadas más espectaculares del año.
Phillies, quienes lideran la División Este de la Liga Nacional, estaban en control del partido con una ventaja de 2-0 en la parte baja del séptimo inning. Con Austin Hays al bate y Max Fried en el montículo, Philadelphia buscaba ampliar su ventaja.
Hays conectó un batazo profundo que parecía destinado a convertirse en un jonrón, una carrera más en el marcador para los locales.
Sin embargo, Michael Harris, en un despliegue de velocidad y precisión, recorrió el jardín central, midiendo perfectamente la trayectoria de la pelota.
En un esfuerzo asombroso, se lanzó contra la valla, extendiendo su guante por encima de los 405 pies del muro del Citizen Bank Park para capturar la bola en lo que muchos ya consideran la mejor jugada defensiva de la temporada.
La reacción de los fanáticos fue de pura incredulidad, mientras Harris, con la pelota firmemente en su guante, se levantaba después del choque con la valla.
A pesar de esta demostración de excelencia defensiva, los Bravos de Atlanta no pudieron aprovechar el momento anímico que generó la jugada de Harris.
El equipo terminó cayendo 3-0, una derrota que aumenta la brecha con los Phillies, quienes ahora se consolidan en la cima de la división con un récord de 80-56, mientras que Atlanta se encuentra con 74-62 a seis juegos de distancia, acercándose al último mes de la temporada regular.
Esta atrapada, aunque no influyó en el resultado del juego, subraya la importancia de la defensa en el béisbol y deja claro que, aunque el equipo de Atlanta esté en una posición difícil, cuenta con jugadores que nunca dejarán de luchar hasta el último out.