El reciente fichaje de Alex Bregman por los Medias Rojas de Boston ha desatado un debate interno sobre la distribución de posiciones en el cuadro interior. Con un contrato de 120 millones de dólares por tres temporadas, el exjugador de los Astros de Houston llega avalado por su Guante de Oro en la tercera base en 2024, pero su incorporación colisiona con los intereses de Rafael Devers, actual titular en la antesala.
Craig Breslow, gerente general del equipo, abordó el tema con pragmatismo: «Estas situaciones suelen resolverse de forma natural. No es la primera vez que un jugador expresa su orgullo por su posición, y está bien que lo haga».
Sin embargo, el directivo evitó confirmar si Bregman ocupará su posición habitual o se adaptará a otra rol, como la segunda base, donde Boston busca reforzarse.
Devers, pieza clave ofensiva del equipo, ha mostrado resistencia a ceder su lugar pese a sus limitaciones defensivas. Estadísticas recientes lo ubican entre los peores tercerastas en efectividad, lo que explica la insistencia de la franquicia en mejorar su rendimiento en el campo.
La estrategia forma parte de un plan global: los Medias Rojas priorizan el fortalecimiento defensivo para la temporada 2025, alineándose con la tendencia de las Grandes Ligas de valorar jugadores versátiles.
¿Un cambio histórico para Bregman?
Aunque Bregman ha jugado el 98% de sus partidos como tercera base en su carrera, su flexibilidad táctica podría ser clave. Fuentes internas sugieren que el equipo evalúa entrenarlo en otras posiciones durante la pretemporada, una decisión que dependerá también de su química con Devers.
Mientras tanto, la afición de Boston espera respuestas claras. Breslow cerró su intervención con un mensaje conciliador: «Confiamos en que ambos atletas entienden que lo prioritario es el éxito colectivo».