El All-Star Game 2025, celebrado en el Chase Center de San Francisco, dejó una lección clara para la NBA: no todas las innovaciones funcionan. Adam Silver, comisionado de la liga, admitió públicamente que el nuevo formato de minitorneo —implementado por primera vez este año— “fue un fracaso”.
Un experimento con buenas intenciones, pero resultados mixtos
Adam Silver says the changes for the All-Star game "was a miss"
(h/t @ohnohedidnt24 )
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— NBACentral (@TheDunkCentral) March 27, 2025
El diseño del evento incluía cuatro equipos compitiendo en tres partidos consecutivos, reemplazando el clásico enfrentamiento entre Conferencia Este y Oeste. Además, se introdujo un incentivo económico de $1.8 millones, distribuidos según el desempeño: los ganadores (Shaq’s OGs) recibieron $125,000 por jugador, mientras que los equipos eliminados en semifinales obtuvieron $25,000.
Sin embargo, la interrupción prolongada durante el partido final —ocasionada por un homenaje al equipo de transmisión de TNT— afectó el ritmo del juego. Silver señaló:
“La pausa extensa no benefició a nadie. Queremos un evento del que todos, incluidos los jugadores, nos sintamos orgullosos”.
Voces a favor y en contra
Aunque el formato recibió críticas, algunas figuras como Stephen Curry lo defendieron. El base de los Golden State Warriors comentó:
“Fue un paso necesario para modernizar el All-Star. Aunque hay ajustes por hacer, la dirección es acertada”.
No obstante, la estructura de tres equipos (más el ganador del Rising Stars Challenge) generó confusión entre los aficionados, quienes extrañaron la simplicidad del modelo anterior.
¿Qué viene para el futuro?
Silver aseguró que la liga analizará los comentarios de jugadores, medios y fanáticos para rediseñar el evento. Aunque no descarta mantener elementos del minitorneo, admitió que “la ejecución debe mejorar radicalmente”.
Mientras tanto, el legado del All-Star 2025 queda como un recordatorio: incluso las ideas mejor intencionadas requieren ajustes basados en la experiencia real.