Freddie Freeman, primera base de los Los Angeles Dodgers, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida personal.
Su hijo, Max Freeman, ha sido diagnosticado con el raro Síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad en la que el sistema inmunitario ataca los nervios, lo que puede llevar a parálisis general.
Debido a esta situación, Freeman ha sido colocado en la lista de emergencia familiar y su retorno a los campos de juego sigue siendo incierto.
De acuerdo con la Mayo Clinic, el Síndrome de Guillain-Barré es un trastorno poco común que requiere atención médica urgente. En el caso de Max, la condición ha llevado a su hospitalización para recibir el tratamiento necesario.
Dave Roberts, manager de los Dodgers, ha expresado su comprensión y apoyo hacia Freeman, señalando: «Ni siquiera hemos discutido sobre su posible regreso. Simplemente no creo que esté en condiciones de regresar en este momento». Freeman ha estado ausente desde el 25 de julio debido a esta circunstancia.
La esposa de Freeman, Chelsea Freeman, compartió una actualización en Instagram sobre el estado de salud de su hijo. Según Chelsea, Max sufrió un deterioro rápido, llevando a una parálisis corporal total. «Estamos muy agradecidos de haberlo llevado al hospital a tiempo, lo que permitió reforzar sus pulmones», comentó Chelsea.
A pesar de la gravedad del diagnóstico, Chelsea indicó que Max está mostrando signos de mejora. «Estos han sido días extremadamente difíciles y aterradores. Maximus es un niño muy especial y ha estado luchando con gran fortaleza», expresó. La familia ha comenzado a notar progresos, y Max fue desconectado del respirador, lo cual representa un avance significativo.
Chelsea concluyó su mensaje expresando esperanza y gratitud: «Estamos convencidos de que Max se recuperará completamente. Las últimas 48 horas han mostrado mejoras sorprendentes y creemos en el poder de la oración. Agradecemos a todos por sus oraciones y apoyo continuo durante esta travesía».