Mientras los Mets de Nueva York luchan por mantenerse competitivos en la temporada, un nombre resuena con fuerza en el diamante: Luisangel Acuña. Con solo 23 años, este versátil infielder venezolano ha aprovechado cada oportunidad para convertirse en una figura indispensable bajo la dirección de Carlos Mendoza.
¿Cómo llegó Acuña a consolidarse?
Todo comenzó durante el Spring Training, donde su desempeño llamó la atención del cuerpo técnico. Sin embargo, fue la lesión de Jeff McNeil —que lo mantuvo fuera de acción temporalmente— lo que abrió la puerta para que Acuña tomara posesión definitiva de la segunda base.
A diferencia de otros jugadores como Brett Baty o Mark Vientos, cuya participación ha sido más limitada o enfocada en roles complementarios, el criollo ha demostrado una adaptabilidad excepcional.
Números que respaldan su impacto
En su partido número 32 de la campaña, durante la serie ante los Cachorros de Chicago, Acuña reforzó su reputación como garantía defensiva. Hasta ahora, acumula 35 outs, 64 asistencias, participación en 14 doble plays y solo 1 error en 210.1 innings. Aunque su aporte ofensivo ha sido modesto (1 hit en 4 turnos en dicho encuentro), su valor tras el guante lo compensa con creces.
Un contexto de competencia interna
La segunda base ha sido un rompecabezas para los Mets. Brett Baty ha aparecido en 13 juegos, mientras que Jeff McNeil, tras su regreso de la lista de lesionados, solo ha disputado 7 encuentros en esa posición.
Esta rotación contrasta con la estabilidad que ha brindado Acuña, cuyo rendimiento sugiere que la intermedia podría ser suya por mucho tiempo.