Durante los ejercicios previos al encuentro entre los Red Sox de Boston y los Angels de Los Ángeles, una escena despertó curiosidad: Rafael Devers, el tercera base titular, recibía rodados en la posición de campocorto. Este trabajo defensivo, fuera de su rol habitual, no pasó desapercibido y generó interrogantes entre aficionados y medios.
Al ser consultado sobre la inusual rutina de su jugador estrella, el mánager Alex Cora respondió con total franqueza: «Desconocía completamente que eso estaba ocurriendo». La sinceridad del estratega puertorriqueño subrayó lo improvisado de la situación. Cora, reconocido defensor del talento y la entrega de Devers, aclaró que esta actividad no forma parte de ningún plan oficial para reubicar al dominicano en el corto plazo.
A sus 27 años, Devers ha consolidado su estatus como pieza ofensiva fundamental en la alineación de los Red Sox durante la temporada 2025. Si bien ha experimentado fluctuaciones defensivas en la esquina caliente a lo largo de su carrera, ha mostrado una mejora sostenida con el guante en los últimos años. Su iniciativa de practicar en otra posición, aunque sorpresiva para el cuerpo técnico, podría interpretarse como un gesto de versatilidad táctica y profundo compromiso con las necesidades del equipo.
Este episodio, más allá de la anécdota, ilumina el ambiente dentro del clubhouse de los Red Sox. Revela una dinámica donde incluso figuras clave como Cora pueden ser sorprendidas por el ímpetu de sus jugadores, y donde los peloteros buscan activamente agregar valor en todas las facetas del juego, incluso en roles inesperados. Por ahora, la tercera base sigue siendo el hogar defensivo de Devers, pero su disposición a explorar refleja una mentalidad de equipo que Boston valora profundamente.