Los Angels de Anaheim han realizado un movimiento estratégico al reactivar a Anthony Rendon desde la lista de lesionados. Para acomodar su retorno, el equipo ha designado para asignación al dominicano Miguel Sanó.
Rendon, un tercera base de alto rendimiento y antiguo All-Star, había estado fuera de acción debido a una lesión. Su regreso no solo potencia la alineación ofensiva, sino que también aporta liderazgo en el clubhouse, un aspecto que ha sido notoriamente ausente durante su tiempo fuera. Antes de su lesión, Rendon mantenía un sólido promedio de bateo de .267, con 20 hits y 3 carreras impulsadas en 19 juegos.
La incorporación de Rendon es crucial para los Angels, quienes están en plena lucha por un puesto en la postemporada. Su capacidad tanto ofensiva como defensiva es bien conocida, y se espera que su retorno revitalice al equipo y mejore sus oportunidades de anotación.
La decisión de designar a Miguel Sanó para asignación fue necesaria para hacer espacio en el roster de 40 jugadores. Sanó, que había firmado un contrato de ligas menores con los Angels tras un año de ausencia en las Grandes Ligas, no logró asegurar un puesto permanente en el equipo.
En sus apariciones, registró un promedio de bateo de .205, con 2 jonrones y 6 carreras impulsadas en 28 juegos. A pesar de su conocido poder al bate, sus problemas de contacto y falta de consistencia fueron factores determinantes en la decisión del equipo.
La salida de Sanó también abre oportunidades para otros jugadores dentro de la organización, especialmente para los jóvenes talentos que buscan demostrar su valía en las Grandes Ligas. Esta decisión podría resultar en más tiempo de juego para estos prospectos, beneficiando a largo plazo al equipo.
El retorno de Rendon es un movimiento calculado que busca fortalecer la alineación de los Angels en un momento crucial de la temporada, mientras que la designación de Sanó para asignación subraya la necesidad de rendimiento consistente en el equipo.