El 2024 será recordado como el año en que Jordan Clarkson, el talentoso escolta de los Utah Jazz, logró un hito que nunca antes había alcanzado en su carrera: un triple-doble. Sin embargo, la noche memorable estuvo marcada por una tensión inesperada y la intervención decisiva del entrenador Will Hardy.
El desafío del Triple-Doble
En medio de un juego arrasador con los Utah Jazz liderando por más de 30 puntos, Clarkson se encontraba a solo un rebote de completar su primer triple-doble. La emoción en el Delta Center de Salt Lake City era palpable, pero también lo era la preocupación del entrenador Hardy por la integridad de su estrella.
La dilema del entrenador
Con el marcador cómodamente a su favor, Will Hardy se debatía entre la posibilidad de preservar a Clarkson para evitar cualquier lesión innecesaria. Aunque la tentación de enviar al banquillo al jugador estrella era fuerte, Hardy optó por una estrategia diferente.
La exclamación del entrenador
Faltando menos de cuatro minutos para el final del partido, en un tiempo muerto estratégico, Will Hardy exclamó con firmeza: «Clarkson, coge un rebote para que pueda sentarte de una vez, joder». El entrenador reveló más tarde en la rueda de prensa que su objetivo era claro: mantener la diversión del juego, pero también asegurar la seguridad de su jugador.
La decisión de Clarkson
Con nueve rebotes ya en su cuenta, Jordan Clarkson se enfrentó a la decisión crucial. A pesar de la sugerencia de su entrenador, decidió no rendirse ante la presión y continuó en la cancha. Hardy sabía que cambiarlo en ese momento habría sido impopular, pero también reconocía su deber como entrenador de prevenir posibles lesiones.
El instante crucial
Fue necesario esperar tres minutos más para que Clarkson finalmente capturara su décimo rebote. En ese momento, con el balón en sus manos, el filipino no dudó y solicitó un tiempo muerto a toda velocidad. El estadio estalló en júbilo, compañeros de equipo celebraron el logro y el entrenador Hardy respiró aliviado al llevar a Clarkson al banquillo, asegurando el primer triple-doble para los Jazz desde 2008 sin contratiempos.
En resumen, la noche histórica de Jordan Clarkson no solo destacó por su hazaña deportiva, sino también por la gestión sabia y equilibrada de Will Hardy ante la encrucijada de proteger a su jugador estrella y permitirle disfrutar del momento.