La rivalidad histórica entre los Yankees de Nueva York y los Medias Rojas de Boston se encendió una vez más durante el fin de semana pasado. Las tensiones aumentaron cuando el manager de los Medias Rojas, Alex Cora, insinuó que su equipo podría tomar represalias tras un lanzamiento polémico del lanzador de los Yankees, Gerrit Cole.
Durante el primer episodio del partido, Cole lanzó un pitcheo muy cercano a Rafael Devers y, poco después, decidió embasarlo de manera intencional. Estas acciones llevaron a Cora a creer que el movimiento de Cole fue premeditado.
«Sentí que en el primer turno al bate (Cole) lo golpeó a propósito»
declaró Cora a los medios, añadiendo que la base por bolas intencional dejaba claro que Cole no quería enfrentarse a Devers.
La controversia se intensificó aún más cuando el lanzador de los Medias Rojas, Brayan Bello, casi golpea al capitán de los Yankees, Aaron Judge, con un lanzamiento el sábado, lo que incrementó las sospechas de posibles represalias por parte de Boston.
El conflicto llegó a un punto en el que la MLB decidió investigar los comentarios de Cora, quien insinuó públicamente que había considerado golpear a un jugador de los Yankees intencionadamente, lo que va en contra de las reglas y el espíritu deportivo del béisbol.
Por su parte, el manager de los Yankees, Aaron Boone, intentó desviar la atención de la polémica y centrarse en la temporada en curso. Boone minimizó la situación al decir:
«Lo más probable es que no volvamos a jugar con ellos este año. Tenemos demasiadas cosas importantes sucediendo para quedarnos atrapados en esa situación del otro día».
Estas palabras también pueden interpretarse como un golpe sutil hacia los Medias Rojas, insinuando que no tienen posibilidades de entrar en la postemporada.
Esta confrontación verbal entre ambos managers ha añadido más leña al fuego en la ya intensa rivalidad entre los Yankees y los Medias Rojas, una que seguramente continuará generando titulares en el futuro.