La situación de Rafael Devers en los Boston Red Sox ha escalado a un punto crítico, según revelan fuentes cercanas a la organización. Un ejecutivo anónimo de la MLB describió a El Mercurio Deportivo que el manejo del tercera base dominicano por parte del gerente general Craig Breslow carece de coherencia, generando un clima de desconfianza.
Cambios de rol sin estrategia clara
El jugador, firmado hasta 2033 por $313.5 millones, ha recibido instrucciones contradictorias en semanas recientes. Primero se le pidió abandonar temporalmente su posición en tercera base para actuar como bateador designado, argumentando priorizar su aporte ofensivo.
Días después, sin previo aviso, se le sugirió cubrir la primera base tras la lesión de Triston Casas, una posición que nunca había ejercido profesionalmente.
“Es una dinámica desgastante. Un día minimizan su defensa y al siguiente le exigen adaptarse a un rol nuevo sin preparación”, señaló el ejecutivo. Esta falta de alineación, según expertos, podría explicar la visible frustración de Devers, quien declaró al Boston Herald: “No han cumplido su palabra”.
Falta de apoyo institucional
El contrato de Devers incluye una cláusula que permite su traspaso con un bono de $2 millones, sin protección de no intercambio. Aunque no hay negociaciones activas, la incertidumbre sobre su futuro crece.
El ejecutivo consultado criticó la ausencia de un plan integral: “Los jugadores tienen psicólogos, pero los gerentes también necesitan herramientas para manejar estas situaciones”.
¿Hacia un punto de ruptura?
La combinación de decisiones improvisadas y comunicación deficiente ha puesto en riesgo no solo el rendimiento del atleta, sino también la estabilidad del club.
Mientras Breslow defiende sus movimientos como “ajustes tácticos”, analistas señalan que esta gestión podría acelerar una salida de Devers, cuyo liderazgo ofensivo es vital para el equipo.
¿Qué sigue? La presión aumenta para que la gerencia de Boston clarifique su visión a largo plazo. De no mediar un acercamiento, el conflicto podría convertirse en un precedente preocupante para futuras estrellas del equipo.