El reciente fallecimiento de Reynaldo «Papi» Bisonó ha dejado una profunda marca en el corazón de la franquicia de las Águilas Cibaeñas, según expresó Winston Chilote Llenas en una entrevista con Diario Libre.
Más allá del deporte profesional
Los aportes de Bisonó al deporte nacional trascienden las fronteras del ámbito profesional. En 1953, fundó el Santiago Softbol Club, seguido por la creación en 1968 del equipo amateur de béisbol Súper Selecto Bisonó.
Pero su legado alcanzó su punto álgido en 1969 con la instauración de la Liga de Béisbol Arturo Bisonó Toribio, en honor a su padre, un respetado molinero de arroz en Navarrete.
Un líder en las Águilas Cibaeñas
La relación de Bisonó con las Águilas se remonta a 1957, cuando se unió al equipo como delegado en Santo Domingo. A lo largo de los años, no solo participó en la gestión del equipo, sino que también ocupó la presidencia en tres ocasiones: en 1965, 1968 y 1972.
Más que un deportista
Bisonó, además de su pasión por el deporte, también era un académico destacado. Estudió administración de empresas y economía en Bason College, donde coincidió con José Augusto León Asencio, otro prominente impulsor del deporte y la cultura en el país.
«Su partida deja un vacío inmenso en nuestros corazones, era más que un amigo, era un pilar en nuestra comunidad», añadió Llenas, destacando así la profunda huella que Reynaldo «Papi» Bisonó dejó en la historia del deporte dominicano.