El mundo de la Fórmula 1 ha demostrado, una vez más, su falta de piedad ante los debutantes. Jack Doohan, hijo del pentacampeón de motociclismo Mick Doohan, ha sido reemplazado por Franco Colapinto en Alpine, desatando un debate sobre las exigencias del deporte.
Mick Doohan, leyenda de las 500cc con 57 victorias, no ha permanecido en silencio. A través de sus redes sociales, comparó el rendimiento de su hijo con el de Pierre Gasly, piloto líder del equipo francés, señalando que las diferencias no justificaban la decisión. Sin embargo, la realidad técnica y estratégica de Alpine parece haber dictado otro veredicto.

Errores críticos y presión insostenible
El punto de inflexión ocurrió en el Gran Premio de Japón, donde un accidente en la primera curva de Suzuka generó daños valorados en más de un millón de euros. Este incidente, sumado a fallos en la clasificación sprint de Miami y un choque con Liam Lawson, aceleraron la decisión.
Aunque Alpine negó que los resultados de las pruebas en Monza influyeran, la percepción de que Colapinto ofrece un potencial inmediato pesó más que la paciencia con Doohan.
El horizonte 2026 y la apuesta por Colapinto
El equipo francés enfrenta un giro radical: en dos años, abandonará los motores Renault para adoptar unidades Mercedes. Este cambio exige consolidar un proyecto a largo plazo, y Colapinto —con un historial sólido en Williams— parece encajar mejor en esa visión.
Según fuentes internas, el argentino tendrá cinco carreras para demostrar su valía antes de posibles ajustes en el desarrollo del monoplaza.
¿Un deporte sin margen para el aprendizaje?
El caso Doohan refleja un patrón recurrente en la F1 moderna: la búsqueda de resultados instantáneos eclipsa la formación progresiva de talentos. Mientras equipos como Red Bull o Mercedes priorizan la estabilidad, escuderías de la zona media como Alpine o Williams operan bajo una lógica de supervivencia, donde cada error puede ser fatal.
Con actualizaciones previstas desde Ímola, el rendimiento de Colapinto no solo definirá su futuro, sino también la credibilidad de una estructura que navega entre presiones financieras y ambiciones técnicas.