Hoy, te invitamos a conocer la inspiradora historia de Brusdar Graterol, el lanzador de los Dodgers de Los Ángeles, cuyo camino desde la pobreza de un pueblo venezolano llamado Calabozo hasta las Grandes Ligas es un testimonio de determinación y amor familiar.
Un encuentro en las calles de Venezuela
Hace una década, en las calles de Venezuela, un joven Brusdar Graterol, con tan solo 15 años, aguardaba en una parada de autobús local junto a su madre, Ysmalia. Estaba a punto de someterse a las pruebas frente a los cazatalentos de las Grandes Ligas, y su madre, con sabiduría y amor, le mostró una realidad cruda: una madre y su hijo pequeño vendiendo frutas y verduras en la calle. Era un vistazo a lo que podría ser su futuro si su sueño de jugar béisbol no se hacía realidad.
«¡Mira, hijo! Si esta bendición no se hace realidad, vamos a ser como esa familia», le dijo Ysmalia en aquel momento. Brusdar, con el peso de esas palabras, guardó silencio. Afortunadamente, el destino tenía otros planes.
Los primeros pasos en el béisbol
El viaje de Graterol en el béisbol comenzó en 2015 cuando hizo su debut profesional durante la Liga Dominicana de Verano. Sin embargo, la adversidad también hizo acto de presencia en su vida cuando se sometió a una cirugía Tommy John en 2016. A pesar de los desafíos, Graterol perseveró y ascendió a Doble-A en 2018.
El amor y las barreras
Mientras avanzaba en su carrera, Brusdar Graterol también construía una vida personal significativa. Se casó con Allison Landa en una temporada baja, pero las barreras de visas y restricciones de viaje separaban a la pareja de la familia de Graterol.
Finalmente, el reencuentro
En una vuelta de la vida que parece sacada de una película, Ysmalia finalmente llegó a Los Ángeles el martes para presenciar a su hijo en las Grandes Ligas. El destino quiso que fuera contra el mismo equipo contra el que Graterol debutó cinco años atrás.
Tras recoger a su madre en el aeropuerto y compartir un emotivo reencuentro, Graterol la llevó al Dodger Stadium. Allí, en una suite junto a familiares y amigos de otros jugadores, Ysmalia observó el partido del martes por la noche. Su emoción alcanzó su punto máximo cuando vio a Brusdar calentar en el bullpen de los Dodgers en la octava entrada.
Más que un juego
Para la mayoría de los fanáticos, la entrada de Graterol al juego en relevo fue un momento común, pero para la familia Graterol y quienes conocen su historia, fue un momento extraordinario que se había gestado durante casi ocho años. Un momento que toca las fibras más sensibles del corazón.
El Legado de Ysmailia
La historia de Brusdar Graterol no sería completa sin mencionar a su madre, Ysmailia, quien era una jugadora de softbol en Venezuela. Fue ella quien le transmitió el amor por el juego a su hijo y, a los 14 años, le hizo una pregunta que cambió su destino para siempre: ¿béisbol o softbol?
Brusdar eligió el béisbol, y a partir de ese momento, madre e hijo se dedicaron a entrenar y esforzarse diariamente en busca de ese sueño.
El viaje de Brusdar Graterol desde las calles de Calabozo hasta el estrellato en las Grandes Ligas es una historia de lucha, amor y determinación. En cada lanzamiento que hace en el montículo, lleva consigo el recuerdo de su madre y la promesa de un futuro mejor.
Su historia nos recuerda que, a veces, el béisbol es mucho más que un juego; es una fuente de inspiración y esperanza para aquellos que luchan por alcanzar sus sueños.